Toda persona está atada por el meñique de un hilo rojo invisible que lo conducirá hacia otra persona con la que vivirá una gran historia.

La filosofía oriental, y en especial la japonesa, nos cuenta que las relaciones humanas están predestinadas por un hilo fino que los dioses nos atan en los dedos meñiques en parejas que se encontrarán en la vida. Las dos personas así conectadas tendrán algo juntos importante, sin importar el donde, el cuándo o el cómo. Este hilo rojo, puede acercarnos, alejarnos, doblarse o atarse, pero es divino y no se puede jamás romper.

El que esté atada al meñique tiene su porqué. El meñique contiene una delgada vena, arteria cubital, que conecta el dedo con el corazón. De esta manera, el hilo rojo, sería una extensión de dicha vena y conectaría corazón con corazón de dos diferentes individuos. ¿Interesante verdad?

Un ejemplo de esta leyenda, llevada al cine, sería la película Dolls de Takeshi Kitano, en la que la pareja estaban unidas por este hilo rojo del destino, y todo lo que les sucede en la vida fue tan solo una trama para llegar hasta el fin, que es reunirlos.

Así pues, acorde con esta leyenda, en nuestra vida, tenemos un camino prefijado, un destino que antes o después nos reunirá con una persona que ha sido predestinada por los dioses a convertirse en parte de nuestra historia. Y todo lo demás es superfluo hasta que llegue este momento. Una historia de amor y filosofía oriental en la que merece la pena pensar.